Me gustan las palabras, me encanta jugar con ellas, me gustan los dobles sentidos, las parábolas y las metáforas que construyen, no me gustan los rodeos, pero si los adornos, amo el caos pacifista y detesto el orden bélico, tolero a los intolerantes hasta que van mas allá del pensamiento, no me gusta hacer planes porque temo que estos se vean truncados, mi búsqueda es la del placer inmediato porque me parece el mayor riesgo no arriesgar, no comprendo a aquellos que no tienen curiosidad, no entiendo como se puede perder la curiosidad sin perder la vida, no congenio bien con quien no se pregunta nada trascendente por el hecho de no ser práctico, me gusta la intriga, me gustan las causas perdidas, prefiero una verdad dolorosa que una mentira piadosa, no me gusta que me den consejos, trato de evitar problemas con el prójimo pero siempre digo lo que pienso, si me atacan me defiendo, y aun así, siempre y en todo lugar... la única guerra que libro es contra mi mismo.

18 de marzo de 2015

El inevitable impago de la deuda o como dos besugos caen al vacío.

Se sigue hablando de pagar la deuda como si fuese una decisión, algo que se pueda elegir. La deuda publica española NO se va a pagar! No es una cuestión de voluntades, de compromiso, o de principios, es una cuestión económico-matemática. En el año 2007 España debía un 36% de su PIB, tras 8 años de ajustes y recortes lo cierto es qué no solo no hemos pagado ni un céntimo de lo qué debíamos sino qué la deuda sigue aumentando anualmente hasta qué a día de hoy debemos un 98% de nuestro PIB, lo cual significa qué ni siquiera somos capaces de pagar los intereses, puesto qué si pagásemos todos los intereses la deuda al menos no aumentaría y seguiríamos debiendo ese 36% de PIB. Entonces, ¿a qué están jugando los acreedores con nosotros? Juegan a ver cuanto tiempo aguantamos pagando intereses como gilipollas. La propia UE, el gobierno del PPSOE, la troika y en general cualquier entidad, individual o colectiva, qué tenga dos dedos de frente sabe qué la deuda es impagable, fue pensada por los lobbys financieros aliados con los gobiernos ultra corruptos qué se han sucedido en España como un plan estrategico para subyugarnos, y su función no es otra que otorgar a sus acreedores el cobro periódico de intereses así como justificar políticas de recorte social, privatizaciones, bajadas salariales, fomento de la precariedad laboral...

De la misma manera la deuda de las familias que representa ya el 77% del PIB y la deuda del sector privado (no financiero) que representa alrededor del 100% del PIB también suben como la espuma, y es que en un sistema económico donde existe la usura, y por tanto se presta dinero con una tasa de interés asociada, no hay más final lógico qué el colapso de todo el sistema, puesto qué el dinero correspondiente a los intereses qué los prestatarios han de devolver no existe, de manera qué es matematicamente imposible que el total de las deudas más sus intereses sean devueltos. El único mecanismo qué tiene el propio sistema para ralentizar este proceso de colapso es la impresión periódica de más y más papel moneda, de ahí qué el sistema monetario internacional sea siempre inflacionista, lo es así por definición, hecho qué a parte de otros males constituye un hurto al ahorrador, pues su dinero cada vez vale menos aunque disponga de la misma cifra de monedas.

Debatir si se va a pagar la deuda o no se va a pagar es como si dos besugos charlan sobre si acatan o no acatan la gravedad mientras se caen al abismo. El besugo qué dice qué no acata la gravedad irremediablemente sigue cayendo igual qué el besugo que sí es partidario de acatarla, de la misma manera que los qué abogan por pagar la deuda (PPSOE) paradojicamente no han pagado en las dos últimas legislaturas ni un céntimo, lo único qué han pagado es parte de los intereses, y así seguiremos pagando cada año nuevos intereses todo el tiempo qué podamos/queramos, nunca será suficiente, hasta que algún gobierno valiente o el propio pueblo unido en revolución plante cara a los poderes fácticos y tome la firme decisión de no ceder bajo ningún concepto su soberanía antes qué sus propias vidas. Como decía el Che: "Nuestra lucha es una lucha a muerte."

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