Me gustan las palabras, me encanta jugar con ellas, me gustan los dobles sentidos, las parábolas y las metáforas que construyen, no me gustan los rodeos, pero si los adornos, amo el caos pacifista y detesto el orden bélico, tolero a los intolerantes hasta que van mas allá del pensamiento, no me gusta hacer planes porque temo que estos se vean truncados, mi búsqueda es la del placer inmediato porque me parece el mayor riesgo no arriesgar, no comprendo a aquellos que no tienen curiosidad, no entiendo como se puede perder la curiosidad sin perder la vida, no congenio bien con quien no se pregunta nada trascendente por el hecho de no ser práctico, me gusta la intriga, me gustan las causas perdidas, prefiero una verdad dolorosa que una mentira piadosa, no me gusta que me den consejos, trato de evitar problemas con el prójimo pero siempre digo lo que pienso, si me atacan me defiendo, y aun así, siempre y en todo lugar... la única guerra que libro es contra mi mismo.
Empacho de amor
Me miró con ojos de enferma sexual poseída y me suplicó de rodillas que no la dejase con la miel en los labios, así que irónica y literalmente la puse a hacer la digestión. En aquella situación mi cabeza pensó lo que ni yo merezco escuchar, y al terminar, mientras subía mi cremallera, pensaba en lo que
siempre me habían inculcado acerca de las mujeres, de como tratarlas, gentileza, caballerosidad, cortesía, abrirles la puerta y dejarlas pasar, decirles palabras bonitas, etc...
Todo mentira.
Su dulce y angelical voz sonó en cuanto abrí la puerta, dijo:"No te vayas mi amor, quédate un poco mas". Sonreí, la mire, y respondí:"¿Amor? Si de verdad te amase no te haría esto, olvídate de que me quede, y ya sabes, no te bañes hasta dentro de un par de horas..."
Que pereza tener que hacer la digestión...
ResponderEliminarQue pereza hablar de amor...
Dos cosas que me resultan, jodídamente, incómodas.
Cruel.
ResponderEliminar