Me gustan las palabras, me encanta jugar con ellas, me gustan los dobles sentidos, las parábolas y las metáforas que construyen, no me gustan los rodeos, pero si los adornos, amo el caos pacifista y detesto el orden bélico, tolero a los intolerantes hasta que van mas allá del pensamiento, no me gusta hacer planes porque temo que estos se vean truncados, mi búsqueda es la del placer inmediato porque me parece el mayor riesgo no arriesgar, no comprendo a aquellos que no tienen curiosidad, no entiendo como se puede perder la curiosidad sin perder la vida, no congenio bien con quien no se pregunta nada trascendente por el hecho de no ser práctico, me gusta la intriga, me gustan las causas perdidas, prefiero una verdad dolorosa que una mentira piadosa, no me gusta que me den consejos, trato de evitar problemas con el prójimo pero siempre digo lo que pienso, si me atacan me defiendo, y aun así, siempre y en todo lugar... la única guerra que libro es contra mi mismo.

26 de noviembre de 2014

Nuestros enemigos: Los obreros liberales

Nuestros enemigos no son ni Rajoy, ni Pedro Sanchez, ni Ana Patricia Botín, ni Angela Merkel, ni Felipe de Borbón, nuestros verdaderos enemigos son los obreros liberales que les votan y les apoyan, y que en ultima instancia sufren de un síndrome parecido al de Estocolmo mediante el cual defienden a sus propios opresores, y actúan como el novato que estoicamente soporta todo tipo de novatadas.

No luchéis contra quien representa al enemigo, luchad contra el enemigo en si mismo, y una vez vencido, sus representantes se desvanecerán por si solos.

La principal batalla en esta guerra es la batalla por la conquista del sentido común.

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