Me gustan las palabras, me encanta jugar con ellas, me gustan los dobles sentidos, las parábolas y las metáforas que construyen, no me gustan los rodeos, pero si los adornos, amo el caos pacifista y detesto el orden bélico, tolero a los intolerantes hasta que van mas allá del pensamiento, no me gusta hacer planes porque temo que estos se vean truncados, mi búsqueda es la del placer inmediato porque me parece el mayor riesgo no arriesgar, no comprendo a aquellos que no tienen curiosidad, no entiendo como se puede perder la curiosidad sin perder la vida, no congenio bien con quien no se pregunta nada trascendente por el hecho de no ser práctico, me gusta la intriga, me gustan las causas perdidas, prefiero una verdad dolorosa que una mentira piadosa, no me gusta que me den consejos, trato de evitar problemas con el prójimo pero siempre digo lo que pienso, si me atacan me defiendo, y aun así, siempre y en todo lugar... la única guerra que libro es contra mi mismo.

18 de enero de 2011

El Gorila I

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"Veía pasar a las mujeres y me quedaba perplejo, las deseaba, las odiaba, las amaba, las mataría y una vez muertas daría mi vida por volver a escuchar su aliento.


Salían a la calle con peinados imposibles, labios rosados y húmedos, uñas largas y pintadas, tacones afilados, faldas escasas y mayas rotas a conciencia. Sabía que
eran provocaciones que no venían a cuento, pues generalmente ni un gramo de puta había en aquellas damas. Eran princesitas desapegadas con maneras lascivas, pero estaban vacías de impulso sexual.


Su único deseo era provocar el mio.


Deseaba hacerles el amor o que un gorila hormonado violase a todas aquellas zorras que yo nunca tocaría,
deseaba que mi deseo inaplacado se transformase en la ira sexual de alguna bestia salvaje incapaz de valorar sus provocativos adornos, y que solo se excitase con el olor de sus partes intimas.
Deseaba que lo pagasen y que sufriesen como yo, porque cada vez que las miraba y no las tocaba me preguntaba por que habían salido así a la calle, por que no me dejaban tranquilo, por que no estaba en venta todo aquello que anunciaban.
Coraje, lastima y rabia se clavaban en mi cabeza como las espinas de las rosas que no merecían. Lo que si merecían eran hoteles, duchas calientes, ropa interior perdida por debajo de la cama, taquicardias, papel higiénico, rodillas enrojecidas y entrepiernas irritadas, necesitaban amor, gotas de sudor en sus tetas y besos en su cuello. Merecían morir de placer.


Aun lo siguen mereciendo.


Eso o el gorila."

5 comentarios:

  1. De lo contrario, si actúo igual y tú eres "el gorila" yo soy "la zorra"...
    Buena fábula sería esa.

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  2. una fábula no sé... pero has hecho una premonición fabulosa...

    Así sea.

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  3. Excelente Balkin.
    Aunque yo he echado en falta un "coños" en lugar de "partes íntimas". Aún así... Me quito el sombrero.

    Salud.

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