La función de los economistas no debe limitarse a asesorar económicamente las decisiones políticas, sino a hacer viables económicamente las políticas que los gobernantes les planteen.
Al buen economista se le dice: "Quiero llevar a cabo estas políticas, y tu las vas a hacer viables económicamente, ese es tu trabajo". Y lo hace.
El mal economista se limita a decir cual es la política óptima desde el punto de vista económico para instar a que lleve a cabo esa política con el único argumento de que económicamente es la óptima, pero esa forma de actuar supone la soberanía del mercado, y la soberanía reside en la ciudadanía, los economistas no son gurús que han de guiar el rumbo de la sociedad basados en criterios económicos y por lo tanto no deben tomar decisiones políticas, los economistas han de ser simples herramientas, en el sentido mas literal de la palabra herramienta, para llevar a cabo y hacer posibles desde el punto de vista económico las políticas que el pueblo decida en democracia.
Muchos de ellos hoy en día se dedican a ser portavoces ante el pueblo y los políticos de la "dictadura del mercado" y ese no es el trabajo que les corresponde, yo pretendo que sean portavoces ante el mercado de la "dictadura de la ciudadanía".
Las ordenes deben ir del pueblo al político y del político al economista, y nunca en sentido contrario.
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