Me gustan las palabras, me encanta jugar con ellas, me gustan los dobles sentidos, las parábolas y las metáforas que construyen, no me gustan los rodeos, pero si los adornos, amo el caos pacifista y detesto el orden bélico, tolero a los intolerantes hasta que van mas allá del pensamiento, no me gusta hacer planes porque temo que estos se vean truncados, mi búsqueda es la del placer inmediato porque me parece el mayor riesgo no arriesgar, no comprendo a aquellos que no tienen curiosidad, no entiendo como se puede perder la curiosidad sin perder la vida, no congenio bien con quien no se pregunta nada trascendente por el hecho de no ser práctico, me gusta la intriga, me gustan las causas perdidas, prefiero una verdad dolorosa que una mentira piadosa, no me gusta que me den consejos, trato de evitar problemas con el prójimo pero siempre digo lo que pienso, si me atacan me defiendo, y aun así, siempre y en todo lugar... la única guerra que libro es contra mi mismo.

1 de julio de 2014

Los economistas

La función de los economistas no debe limitarse a asesorar económicamente las decisiones políticas, sino a hacer viables económicamente las políticas que los gobernantes les planteen. 

Al buen economista se le dice: "Quiero llevar a cabo estas políticas, y tu las vas a hacer viables económicamente, ese es tu trabajo". Y lo hace.
El mal economista se limita a decir cual es la política óptima desde el punto de vista económico para instar a que lleve a cabo esa política con el único argumento de que económicamente es la óptima, pero esa forma de actuar supone la soberanía del mercado, y la soberanía reside en la ciudadanía, los economistas no son gurús que han de guiar el rumbo de la sociedad basados en criterios económicos y por lo tanto no deben tomar decisiones políticas, los economistas han de ser simples herramientas, en el sentido mas literal de la palabra herramienta, para llevar a cabo y hacer posibles desde el punto de vista económico las políticas que el pueblo decida en democracia.


Muchos de ellos hoy en día se dedican a ser portavoces ante el pueblo y los políticos de la "dictadura del mercado" y ese no es el trabajo que les corresponde, yo pretendo que sean portavoces ante el mercado de la "dictadura de la ciudadanía".
Las ordenes deben ir del pueblo al político y del político al economista, y nunca en sentido contrario.

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