Me gustan las palabras, me encanta jugar con ellas, me gustan los dobles sentidos, las parábolas y las metáforas que construyen, no me gustan los rodeos, pero si los adornos, amo el caos pacifista y detesto el orden bélico, tolero a los intolerantes hasta que van mas allá del pensamiento, no me gusta hacer planes porque temo que estos se vean truncados, mi búsqueda es la del placer inmediato porque me parece el mayor riesgo no arriesgar, no comprendo a aquellos que no tienen curiosidad, no entiendo como se puede perder la curiosidad sin perder la vida, no congenio bien con quien no se pregunta nada trascendente por el hecho de no ser práctico, me gusta la intriga, me gustan las causas perdidas, prefiero una verdad dolorosa que una mentira piadosa, no me gusta que me den consejos, trato de evitar problemas con el prójimo pero siempre digo lo que pienso, si me atacan me defiendo, y aun así, siempre y en todo lugar... la única guerra que libro es contra mi mismo.

8 de abril de 2011

El Gorila IV

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Me dirigía con paso firme hacia adelante, no importaba donde llegase, estaba en una de esas calles del centro, abarrotadas de gente, los días de calor comenzaban a llegar y las chicas pasaban exhibiendo modelitos, me concentraba al máximo para poder prestar un mínimo tiempo de atención a cada
una de ellas, pero había tantas que era imposible, me sentía como el león que acecha a las cebras y yerra su ataque confundido por tantas rayas, me gustaría enlentecer el tiempo para que todas pasasen mas despacio, pero eso solo era otro impúdico deseo. 


A veces pasaban casi a mi lado, las miraba, me miraban y agachaban la mirada, daban dos pasos mas y justo cuando iban a cruzarse conmigo volvían a mirarme, como queriendo volver a cruzar la mirada una segunda vez, y es entonces cuando abría mis fosas nasales y reclinaba levemente la cabeza hacia atrás, esnifaba sus fragancias como si de una droga dura se tratase, tal sustancia activa me llevaba a la mas profunda sordidez.


Me sonreía a mi mismo, como si estuviese entendiendo algo que nadie nunca mas hubiese entendido. En realidad no tenia ni idea de lo que pasaba. 


Alguna vez me giraba para ver si ella también se giraba, pero raras excepciones confirmaban la regla negativa. ¿A que jugaban semejantes zorras mirándome tan fijamente? ¿ Por que me intoxicaban con sus potentes drogas eróticas? Lo que mas deseaba era ir y decirles: "¿Que es lo que quieres? ¿Que buscas?". Pero sabia que si lo hacia me tomarían por loco.


Tal vez lo estuviera.


Así fuera.

5 comentarios:

  1. Un fotógrafo ciego fue capaz de entender que a las mujeres les gusta ser miradas. Eso es lo que todas buscan. Incluso cuando no quieren ser miradas, en el fondo siempre está latente ese reconocimiento.

    ¿No crees, Balkin?

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  2. yo creo que te invitan a que te atrevas a ser "libre" y decirle ese "ke kieres mirandome asií"..son tus musas no al fin y al cabo, te ponen de cara con tu miedo, y encima, te desean durante un segundo!es una experiencia más suprasexual que no sordida.

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  3. tiene razon el fotografo ciego, seguro ke lo deskubrio kon el olfato (?) hay dos klases de mujeres, las zorras ke son las ke prefieren ke los hombres las miren kon deseo, y las gatas ke son las ke prefieren ke las demas mujeres les miren kon envidia.. xD

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  4. Las zorras, las gatas...;las focas y las ballenas quedan descartadas pues...
    Porqué son ellos los que miran cuando somos nosotras las que elegimos...
    Vale ya de tópicos de la edad media y empecemos a digerir la actualidad, tampoco es tan difícil...
    Asco, verdadero asco!

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  5. vosotros sois igual... creo que esto ya no es un tema hombre/mujer sino de iniciativa

    S.N.

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