Me gustan las palabras, me encanta jugar con ellas, me gustan los dobles sentidos, las parábolas y las metáforas que construyen, no me gustan los rodeos, pero si los adornos, amo el caos pacifista y detesto el orden bélico, tolero a los intolerantes hasta que van mas allá del pensamiento, no me gusta hacer planes porque temo que estos se vean truncados, mi búsqueda es la del placer inmediato porque me parece el mayor riesgo no arriesgar, no comprendo a aquellos que no tienen curiosidad, no entiendo como se puede perder la curiosidad sin perder la vida, no congenio bien con quien no se pregunta nada trascendente por el hecho de no ser práctico, me gusta la intriga, me gustan las causas perdidas, prefiero una verdad dolorosa que una mentira piadosa, no me gusta que me den consejos, trato de evitar problemas con el prójimo pero siempre digo lo que pienso, si me atacan me defiendo, y aun así, siempre y en todo lugar... la única guerra que libro es contra mi mismo.

21 de febrero de 2014

Sesgos cognitivos en el sistema capitalista: La aversión a la pérdida.

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El mayor logro del neoliberalismo es haber convencido a la clase media (e incluso a los pobres) de que si defienden el libremercado tal vez un día ellos también lleguen a ser ricos, haciéndoles creer que saldrían perdiendo si se colectivizasen las pocas propiedades que han
podido acumular a lo largo de su vida con el sudor de su frente, y no teniendo en cuenta apenas el gran numero de valiosas propiedades ajenas que pasarían a formar parte de su patrimonio colectivo. Todos ellos se centran en lo poco que van a perder y pasan por alto lo mucho que van a ganar. El capitalismo con su aparato de colonización de mentes ha conseguido que la clase media se entristezca ante la falsa idea (pues el comunismo propone únicamente la colectivización de los medios de producción) de que su piso de 70 metros cuadrados deje de ser suyo para pasar a ser del estado (que el estado realmente son ellos mismos, somos todos), sin embargo no se alegran ante la idea de que por ejemplo la finca de La Moraleja, propiedad de los Jurado, deje de ser de los Jurado para pasar a ser del Estado, es decir, de todos, y por lo tanto en parte de ellos. Pensar así es tener una mentalidad negativa y perdedora. Forma parte de un sesgo cognitivo[1] que el capitalismo ha potenciado en nuestras mentes, llamado "Aversión a la desposesión" o "Aversión a la pérdida"(endowment effect), es la tendencia a preferir evitar las pérdidas antes que la posibilidad de adquirir ganancias, de forma que, se demandará más para renunciar a un objeto de lo que se estaría dispuesto a pagar para adquirirlo. Si se colectivizasen las propiedades, la clase media saldría ganando, porque la clase media tiene poco que perder en comparación con lo que tiene que ganar. El capitalismo permite tener una casa en propiedad a la clase media y a cambio esta se convierte en el defensor numero uno del principal concepto que sustenta la economía de mercado, la propiedad privada. Defienden en realidad la libertad de poder elegir ser esclavos con casa o personas sin nada, y así, mediante esta mísera concesión el sistema capitalista consigue que las personas que eligen ser esclavos con casa sientan la satisfacción de haber sido al menos mejores que los que eligen (o les toca) no tener nada.

[1]"Un sesgo cognitivo, prejuicio cognitivo o predisposición cognitiva son términos usados para describir alteraciones en la mente humana que son moderadamente difíciles de eliminar y que llevan a una distorsión de la percepción, una distorsión cognitiva, a un juicio impreciso o a una interpretación ilógica."

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