Me gustan las palabras, me encanta jugar con ellas, me gustan los dobles sentidos, las parábolas y las metáforas que construyen, no me gustan los rodeos, pero si los adornos, amo el caos pacifista y detesto el orden bélico, tolero a los intolerantes hasta que van mas allá del pensamiento, no me gusta hacer planes porque temo que estos se vean truncados, mi búsqueda es la del placer inmediato porque me parece el mayor riesgo no arriesgar, no comprendo a aquellos que no tienen curiosidad, no entiendo como se puede perder la curiosidad sin perder la vida, no congenio bien con quien no se pregunta nada trascendente por el hecho de no ser práctico, me gusta la intriga, me gustan las causas perdidas, prefiero una verdad dolorosa que una mentira piadosa, no me gusta que me den consejos, trato de evitar problemas con el prójimo pero siempre digo lo que pienso, si me atacan me defiendo, y aun así, siempre y en todo lugar... la única guerra que libro es contra mi mismo.

23 de abril de 2014

Capital y Feminismo

El capitalismo trata de utilizar al movimiento feminista a su favor radicalizándolo y convirtiéndolo así en feminazismo para establecer y perpetuar una jerarquía social en la que la cúspide estará formada por hombres ricos, justo después irán las mujeres (que serán en su mayoría pobres pero con algunas ventajas jurídicas), y en la base irán los hombres pobres, que serán los grandes perjudicados de este plan. El capitalismo nunca permitirá que las mujeres tengan acceso al poder económico, pues el capitalismo mismo sucumbiría. El capitalismo necesita mantener al colectivo de mujeres fuera de la situación de riqueza, porque si las mujeres fuesen ricas, no habría motivación alguna en los hombres para ponerse a trabajar por encima de lo necesario y competir económicamente entre ellos, pues el hombre como el resto de mamíferos macho en el fondo solo compite para impresionar a las hembras, y ningún hombre impresiona con dinero a una mujer que ya es rica de antemano. Las mujeres conseguirán e incluso sobrepasarán las conquistas sociales y jurídicas de los hombres, pero nunca se les permitirá estar al frente de los poderes económicos. El capitalismo y sus mentores sienten en realidad un desprecio visceral hacia lo femenino y solo patrocinan el feminismo porque saben que situar al colectivo de mujeres jerárquicamente por encima de la mayoría de hombres, genera una competición económica entre esta mayoría de hombres que interesa a los hombres que ya son ricos, pues ellos mantienen e incrementan sus fortunas gracias a esta competición, y por otra parte garantizan y regulan su acceso a las mujeres a las que impresionan a través de esas fortunas. Los hombres poderosos se han dado cuenta de que, paradójicamente, al velar por los intereses sociales y jurídicos de las mujeres y situarlas en una situación de ventaja frente a los hombres, se generará una situación de competitividad extrema entre los hombres pobres, que perpetuará la hegemonía económica de los hombres ricos, y se han dado cuenta también de que mediante este garante de su poder económico, son capaces de subyugar a la mujer mucho mas sutilmente que a través del yugo social, jurídico y/o religioso que se utilizaba antiguamente para dominarlas.

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