Me gustan las palabras, me encanta jugar con ellas, me gustan los dobles sentidos, las parábolas y las metáforas que construyen, no me gustan los rodeos, pero si los adornos, amo el caos pacifista y detesto el orden bélico, tolero a los intolerantes hasta que van mas allá del pensamiento, no me gusta hacer planes porque temo que estos se vean truncados, mi búsqueda es la del placer inmediato porque me parece el mayor riesgo no arriesgar, no comprendo a aquellos que no tienen curiosidad, no entiendo como se puede perder la curiosidad sin perder la vida, no congenio bien con quien no se pregunta nada trascendente por el hecho de no ser práctico, me gusta la intriga, me gustan las causas perdidas, prefiero una verdad dolorosa que una mentira piadosa, no me gusta que me den consejos, trato de evitar problemas con el prójimo pero siempre digo lo que pienso, si me atacan me defiendo, y aun así, siempre y en todo lugar... la única guerra que libro es contra mi mismo.

29 de julio de 2014

Cuando la belleza se hace funcional



Para los hombres heterosexuales, la belleza solo es funcional en las mujeres, pues esta tiene en ellas una utilidad objetiva que forma parte de las prestaciones y no únicamente de la estética.

En los objetos la belleza carece de función en si misma, y solo sirve para incrementar absurda e inmoralmente el prestigio que algunas personas otorgan al poseedor del objeto bello en cuestión.

Para los humanos, la belleza en otros seres vivos o en la naturaleza solo tiene utilidad contemplativa y por tanto englobada también dentro la estética y no de la funcionalidad.

Desde mi punto de vista, solo la mujer consigue darle carácter de prestación a su propia belleza, y en general, la belleza solo se hace funcional aplicada al sexo.

1 comentario:

  1. Para mi la belleza tiene la función de emocionar. Incluso de curar el alma.La música clásica puede hacer que una planta crezca mas deprisa y mas sana, puede hacer que las vacas den más leche y puede alterar el estado de animo. La estimulación de los sentidos es donde radica la verdadera función de la belleza.

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